lunes, 29 de septiembre de 2008

Regresa el flamenco más puro al Morente menos ortodoxo

Tras recibir anoche un baño de quejíos, cubrirme de palmas, de acordes de guitarra española, de fuerza del cajón flamenco y del cante jondo de Enrique Morente hoy me he levantado flamenca. Morente compartió escenario con la Orquesta Chekara de Tetuán - que cumplía sobre el escenario su 50 aniversario-, quiénes trajeron consigo los sonidos de la música andalusí. La unión en el escenario fue perfecta. Espectáculo de fuerza, pasión y sentimientos en estado puro.
--Con este concierto se cierra el ciclo de inauguración del Teatro Leal, del que esperan los laguneros no se nos torne desleal en su andadura--




Esta canción de Morente con Lagartija Nick me trae muchos recuerdos de cuándo la escuhábamos en bucles infinitos.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Albert Plà, re-marcando La Diferencia

Ya tenía al público ganado antes de subir al escenario. Igual no lo sabía, pero se fue dando cuenta con lo rápido que se lo fue metiendo en el bolsillo. Anoche el Teatro Leal se llenó de luces, y nunca mejor dicho, porque el espectáculo que Albert Plà desarrolló en unos 90 minutos en total, bises incluidos, jugaba con luces y su voz, además de los juegos que creaba él mismo. Aplausos y risas del público iban remarcando las frases de las canciones. Políticamente incorrecto, sabe conseguir la risa a través de la crítica, con canciones sobre problemas sociales como el maltrato, así como canciones de amor, hasta la destrucción de Estados Unidos. La actuación de anoche marcó el inicio de la gira del espectáculo La Diferencia, en el que entremezcla teatro y música de una manera muy natural. “Y cuál es la diferencia entre ser tú o ser yo, en ser el principio o en llegar al fin, en ser infeliz o en ser muy feliz, entre decir no, no, no, o en decir sí, sí, sí, y cuál es la diferencia entre ser de aquí, o entre ser de allí, entre el blanco y el negro está siempre el gris(…)”
La ironía, las críticas a la sociedad y su personalidad hacen que este hombre espectáculo siga sin cansar al público, tras veinte años sobre los escenarios. Esta vez preparó un equipo de luces con el que además de manejar las luces del teatro iba creando las atmósferas para las distintas canciones, así como dándole el ritmo musical que en algunos momentos falla en su voz. Pero Albert Plà, nacido en Sabadell en 1966, no es música, es espectáculo en sí mismo, y creación desnuda. Su voz infantil canta la polémica en una amalgama de disparatadas escenas en las que se vislumbran críticas a la sociedad en la que vivimos, siempre desde un prisma irónico. Una de las canciones con la que el público lagunero, que llenó casi por completo el aforo (608 butacas), disfrutó fue con Corazón en la que explica esa sensación de vacío, no de tristeza ni melancolía, sino de vacío, como si te faltara el corazón: “desperté de un sobresalto con el angustioso sentimiento que tenía el cuerpo hueco, yo tenía un boquete en el esternón, metí la mano dentro de mi pecho y descubrí con gran horror, que sí… que no, que es que yo no, que yo no tenía corazón, que es que no veis que no, que yo no tenía corazón, y andando, andando, se desplazan los humanos, pero los corazones se desplazan, palpitando ,palpitando, palpitando” .El público terminó de palpitar con los viejos temas como Lola, y El bar de la esquina.

“Diferencia” también hubo entre el espacio antiguo y el espectáculo transgresor. Este tipo de unión pega muy bien, esperemos que se lo tomen en serio y la agenda cultural que le espere a este teatro sea buena y de su tiempo. Cabe preguntarse si volverá la cultura a la ciudad de los adelantados.

jueves, 18 de septiembre de 2008

El Teatro Leal abre ya sus puertas

Esta noche los elegidos, políticos y amigos, podrán asistir al primer acto del restaurado Teatro Leal, a la actuación de la Orquesta Sinfónica dirigida por Lü Jia, con el pianista Guillermo González y la soprano María Orán.
Esta noche sólo se puede acudir con invitación. El resto de los espectáculos del teatro preparados para esta sonada inauguración podrán comprarse por el populacho a precios populares, no sin posibilidad de úlcera.
A estas horas ya se estarán abriendo las puertas del teatro.
¡Atención a los pomos de plástico negro de las gigantescas puertas de madera del Teatro Leal!

Comienzan las poses, y el teatro del absurdo de la clase dirigente, ya se oyen los cumplidos y auto-cumplidos por el buen trabajo realizado y lo bien que está todo. Ahora sí, silencio, comienza la función.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

En la cola de la cultura

A entradas a precios populares, esperas populares.

El Teatro Leal abre las puertas y de qué manera. Después de tanto tiempo y tras tal expectación los comienzos no pueden ser más vergonzosos.
Es miércoles, media mañana. Me dirijo hacia las taquillas del teatro lagunero que mañana abre sus puertas, tras largos años de restauración. Una cola asombrosa se encuentra ocupando el ancho de la calle Carrera. Cuál es mi asombro al ver dos colas, Una, en filia india, aparentemente más estructurada. La otra, al lado derecho, formada por un gran grupo de gente colocada de forma irregular. ¿Cuál es la cola dónde debo esperar pacientemente –no queda otra- mi turno? La de la izquierda –me contestan- ya que la de la derecha es para la gente que acudió ayer. Ese grupo de gente desordenado había hecho cola el día anterior, día que se ponían a la venta las entradas, para nada, ya que por un problema con la imprenta no estaban las entradas disponibles. ¡A dos días de su inauguración no había entradas!
En la puerta del teatro un trabajador con folios en las manos iba llamando por nombres y apellidos a aquellos que habían aguardado el día anterior. Lentamente, una persona cada diez minutos aproximadamente, iba desapareciendo de la cola irregular, formada por algo más de 40 personas. Así que la cola en la que yo me encontraba no se movía un ápice. Los nervios de la gente se iban exaltando por la tardanza de ese grupo, al que se iba uniendo nueva gente a cada minuto que pasaba. El trabajador que con sus folios en las manos soportaba las críticas, gritaba al público que sus quejas, realizadas dónde debiera-en el ayuntamiento, en este caso- ayudarían a todos, él incluido. Otra de las grandes noticias que el trabajador dio al público fue que para el próximo día 18, día de la inauguración, no se vendían entradas, sólo se puede acudir con invitación. Esta información no aparece en el programa ni en ningún otro lugar. Así que tras conocer esta nueva ¿buena? el volumen disminuye bastante.
El aire fresco de La Laguna y el cielo gris iban oscureciendo el ánimo del populacho que esperaba. Esperaban para comprar entradas a precios populares, de cantidades de 5 y 10 euros, dependiendo de la colocación de la butaca. Tras una hora y media en la cola, el amable trabajador invita a la gente a entrar en el hall del teatro para que no se mojen, ya que empezaban a caer gotas sobre los rostros impacientes. Dentro, en el hall, la gente está más entretenida, ya que puede observar las pinturas y los distintos objetos que decoran el espacio. Por supuesto, no dejan de oírse taladros y verse trabajadores poniendo todo a punto. Al fondo de la ya única fila, se vislumbra la “taquilla”, pequeña habitación si ventanas al exterior, en la que hay tres jóvenes. Mientras me voy acercando al fin tan esperado descubro estupefacta que sólo una de esas tres chicas es la que vende las entradas, de una manera un tanto básica, rudimentaria, tercermundista incluso. Según las informaciones, se les había estropeado el sistema informática, por lo que una de ellas, es la que vende las entradas, con unos folios con el plano del teatro. Tras decirle el día que quiero acudir coge el folio correspondiente y me enseña los asientos que puedo elegir. Luego, maraca con una X en el folio los que yo he elegido. Tras esta elección, que tarda muy poco por mi cuenta, la segunda de las trabajadoras busca las entradas en las distintas bolsas de cartón esparcidas por el suelo, y las corta. Después de tantas horas encargada de tan ardua misión la joven se confunde de asiento elegido, pero, la primera de las chicas observa a su compañera y la corrige antes del fatal corte. Y no olvido a la tercera, que me cobra. ¡Todo un trabajo en equipo!
Después de algo más de dos horas y media me marcho a casa con las entradas en el bolsillo. Sólo espero que cuando llegue ese día al teatro mis sitios no estén ocupados por otras personas o que no exista esa fila elegida.

--Muchos se preguntarán porqué no compré esas entradas por Internet, bien, porque aún el teatro no cuenta con este servicio tan moderno. --

martes, 2 de septiembre de 2008

Larga espera...

... o cómo las distancias se acaban acortando.
Él, desea acariciarle sus verdes muslos.
Ella, sueña con que pronto lo consiga.

¡ CÓMO ME DEJAS QUE TE PIENSE!

¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia.
Y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hacia mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.
Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero,
unirnos, al pensarte,
Y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.
-Poema Razón de amor de Salinas-